El reciclaje interestelar 1. El cuento introductorio
Siempre que me presento, no falta un indagador que pregunte con insistencia si soy de familia árabe, en respuesta me gusta contarles las razones de mi nombre.
El cuento es que cuando nací, el mundo tenia puesto su mirada hacia el cielo, hacía apenas unos días el hombre llegaba a la luna y toda la humanidad quería ser partícipe de aquel gran acontecimiento, mi papá no quiso quedarse atrás, busco en su biblioteca el nombre para su octava hija y allí se encontró con Sirio, la estrella mas brillante de nuestro universo.
Siempre agradezco que fui niña, pues la idea de llamarme Sirio no me agrada del todo, y decididamente así me habría llamado si mis cromosoma hubiese sido XY y no XX. Me gusta recordar que fue un bonito augurio el que mi padre me adjudico con ése corto, pero significativo nombre.
Y concluyo el cuento, como para que nadie lo olvide: Me llamo Siria por la estrella, la mas brillante de nuestro universo, aunque se escribe como el país.
También me gusta contar que cuando era una niña, mi papá en vez de prendernos la tele, apagaba las luces de la casa y nos acostaba en el patio -que si tenían mucho de árabe- para iniciarnos en nociones básicas acerca del espacio estelar. Ahora sé que no era mas que una excusa para mantenernos a los ocho tranquilitos antes que morfeo hiciera lo propio con cada uno de nosotros. Sin embargo, de este par de cuentos me queda el gusto por mirar hacia arriba y me encantaría poder salir de aquí -este curcillo de identificación de estrellas- sabiendo un poco mas de lo que mi papá me enseño y a reconocer en especial a Sirio... que no se me pierda en la noche oscura.
Si ya se, no he dicho nada acerca del video que vi la clase pasada, pero ese es un cuento que les puedo hacer llegar en la segunda entrega... ahora si no salgo, no llegare a la clase a tiempo.
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