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viernes, 6 de julio de 2007

Al final del camino

(Cuento a cuatro manos por Siria y Ale)

Aquel volantazo le retumba en la mente, le recorre el cuerpo como si la vida hubiese comenzado en ese instante, sin embargo es más una impresión que un recuerdo. La vía en movimiento le pasa por el lado y la ve perderse atrás en la oscuridad de la noche, un letargo incómodo la mantiene hipnotizada como si estuviese en un túnel infinito y asfixiante, sumergiéndola en cada curva que toma, en cada colina que atraviesa, las franjas amarillas en las que se convierte cada señal de cruce le hacen sentir náuseas cada vez que la asaltan. Respira profundo dándose aliento para sobrellevar la sensación de que esta vía no tiene término.

La silenciosa oscuridad de esa noche sin luna le hielan el cuerpo, el pasto fugaz de la carretera infinita la embotan, inútilmente intenta poner algo en la radio, no hay señal alguna, prueba con el celular pero tampoco le comunica, su mente comienza a divagar y recuerda a su esposo ¿Acaso se quedo en casa? ¿Acaso se había lanzado ella sola a esta travesía? Jamás su esposo la habría dejado salir sola sabiendo que la agarraría la noche en el camino, pero en qué punto él había decidido quedarse, ella no lo recuerda, ahora solo desea llegar a su destino. Usa de nuevo el escaner de la radio pero lo único que se escucha es el silencio mientras el panel muestra todas las emisoras repitiéndose cíclicamente sin captar ninguna, respira profundo una vez más y se toca la sien para sentirse viva. Ni un alma en aquella carretera, nada. Piensa en bajar el vidrio para sentir algo fuera del vacío aplastante del interior del carro, alguna sensación, algún ruido.

Silencio. Se concentra en lo que viene. Una curva pronunciada, un carro que aparece de la nada, "Hay que estar atento al camino mucho más si es de noche y está desierto" Recuerda ella las palabras de su esposo, pero no puede precisar si fue en éste o en cualquier otro de sus múltiples viajes. Las imágenes se le agolpan y la inquietan. Recuerda haberle pedido medir el aceite y tomar juntos un café en aquella estación de servicio, lo ve buscando recepción en la radio y definitivamente lo recuerda renuente a salir tan tarde. Pero también cree recordar la fuerza con la que él apretaba su mano sobre la palanca de cambios cuando las luces de ese camión los deslumbró a ambos.

Hay que estar atenta al camino, no hay tiempo para detenerse en pensamientos o recuerdos, ni en ver asientos que podrían no estar vacíos. Ahora lo más importante es concentrarse en el camino.


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