Llevo unas semanas tratando de fotografiar los pajaritos que hacen verbena diariamente por mi patio. Puse un trípode con la tapa de un pote de leche como plato y cada vez que salía al patio encontraba el plato vacío. Nunca podía verlos con las patas en la masa. Me tomó dos semanas acostumbrarlos a la idea de que era una verbena con foto incluida.
Sin embargo el tiempo de espera me sirvió para pensar bien lo que quería. definir el fondo, ubicación del flash y la estrategia de cacería.
armé una extención para disparar la cámara con un cable de unos diez metros con plugs de audio en las puntas; en un lado le coloqué un conversor a miniplug -para conectarlo a la cámara- y en el otro un disparador cacero que básicamente cierra el circuito.
los primeros días no se asomó nadie, no al plato al menos, porque revoloteaban por todos lados. yo aprovechaba y disparaba la cámara desde un chinchorro bien retirado del sitio.
Al cuarto intento (como dos semanas después) ya estaban suficientemente familiarizados con el buffet. Les dejo el resto de lo logrado ese día:
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